
El segundo vuelo del cohete New Glenn, desarrollado por Blue Origin, marcó un hito significativo al poner en ruta hacia Marte a los dos satélites de la misión ESCAPADE de la NASA. Con un despegue desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, Florida, el lanzamiento no solo fue exitoso en su objetivo principal, sino que también demostró avances importantes en la reutilización de cohetes, un aspecto clave para abaratar los costos de acceso al espacio.
La misión ESCAPADE (Escape and Plasma Acceleration and Dynamics Explorers) busca comprender mejor cómo el viento solar ha erosionado la atmósfera de Marte a lo largo del tiempo. Para ello, los dos satélites, apodados Blue y Gold, viajarán durante casi dos años antes de comenzar a orbitar el planeta rojo.
Un cohete en constante evolución
El New Glenn, con sus imponentes 98 metros de altura y siete motores BE-4 alimentados con metano líquido, había realizado su vuelo inaugural a principios de 2025. Aunque aquella vez no logró recuperar su primera etapa, en este segundo intento lo consiguió de manera impecable. El propulsor, apodado «Never Tell Me The Odds», aterrizó con precisión sobre una plataforma flotante, lo que abre la puerta a su futura reutilización tras una inspección y reacondicionamiento.
Este éxito sitúa a Blue Origin en una posición más competitiva frente a SpaceX, al consolidar su capacidad de lanzamiento pesado reutilizable. El ahorro que supone reutilizar cohetes podría trasladarse a misiones más frecuentes y asequibles, facilitando la exploración del sistema solar.
Satélites pequeños con grandes objetivos
Los protagonistas de esta misión son dos satélites de bajo coste, diseñados por la Universidad de California en Berkeley y construidos por Rocket Lab bajo un programa de la NASA que busca desarrollar misiones planetarias rápidas y económicas. Con un presupuesto de 107,4 millones de dólares, ESCAPADE es una fracción del coste habitual de las misiones interplanetarias, que muchas veces superan los mil millones.
A pesar de su bajo presupuesto, Blue y Gold están diseñados para responder preguntas fundamentales sobre la evolución climática de Marte. Marte tuvo en el pasado un campo magnético global como el de la Tierra, pero al solidificarse su núcleo, perdió esa protección frente a las partículas solares. Hoy solo quedan pequeñas zonas magnetizadas, insuficientes para proteger su atmósfera de los embates del viento solar.
Una travesía interplanetaria poco convencional
Debido a que los lanzamientos a Marte requieren alineaciones orbitales específicas que ocurren cada dos años, el equipo de misión recurrió a una estrategia poco habitual. En lugar de esperar hasta 2026, los satélites ESCAPADE fueron lanzados en 2025 a una órbita elíptica que los llevará a un millón de millas de la Tierra. Allí, permanecerán «en espera» durante 11 meses hasta que las condiciones sean propicias para dirigirse a Marte en noviembre de 2026, aprovechando un asistente gravitacional al volver a pasar cerca de la Tierra.
Este enfoque, diseñado por la empresa Advanced Space LLC, podría cambiar la forma en que se planifican futuras misiones interplanetarias, al ofrecer mayor flexibilidad sin depender estrictamente de las ventanas de lanzamiento tradicionales. Es como si en lugar de esperar a que la carretera se despeje para salir, uno tomara un atajo hacia una rotonda cercana para girar varias veces antes de incorporarse a la autopista en el momento adecuado.
Medir el escape atmosférico en estéreo
Una vez en órbita marciana, Blue y Gold trabajarán de forma coordinada para observar desde distintos puntos cómo el viento solar interactúa con la atmósfera superior de Marte. Esta visión estéreo permitirá por primera vez observar en simultáneo tanto el entorno espacial cercano como la región donde se produce la pérdida de gases.
Este tipo de mediciones es vital para entender cómo Marte pasó de ser un planeta potencialmente húbedo a uno seco y frío. Según Robert Lillis, investigador principal del proyecto, se sabe que el planeta rojo fue cálido y húctil durante varios miles de millones de años, pero perdió esa capacidad hace aproximadamente dos mil millones. Uno de los principales sospechosos de este cambio drástico es el escape atmosférico, un proceso que aún no se comprende del todo.
Un laboratorio flotante para la ciencia espacial
ESCAPADE no solo ofrecerá datos nuevos sobre Marte, sino también validará una forma más eficiente de llevar instrumentos científicos al espacio profundo. Si esta estrategia se consolida, podría abrir la puerta a una nueva generación de misiones “de bolsillo”, mucho más económicas, sin sacrificar su potencial científico.
Todo esto forma parte de un esfuerzo más amplio de la NASA y sus socios por democratizar el acceso al espacio. Mientras SpaceX se enfoca en grandes proyectos como Starship, Blue Origin demuestra con New Glenn que también puede ofrecer soluciones de alto impacto, tanto en lo técnico como en lo científico.
https://ift.tt/ClefUna
by Natalia Polo via WWWhat's new












0 desahogos:
Publicar un comentario
Los comentarios son opiniones personales y no necesariamente coinciden ideológicamente con esta pagina. Tu cosmovisión es única e irrepetible.