
Desde hace décadas, el comportamiento de los océanos es uno de los principales indicadores del cambio climático. No sólo porque el nivel del mar aumente progresivamente, sino porque sus variaciones locales pueden tener consecuencias directas sobre ciudades costeras, infraestructuras críticas y actividades económicas. Para mejorar esta comprensión, NASA y sus socios internacionales han lanzado el satélite Sentinel-6B, un instrumento de observación terrestre diseñado para continuar una larga serie de mediciones oceánicas de alta precisión.
Sentinel-6B despegó con éxito a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX desde la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg en California. A una altitud de aproximadamente 1.336 kilómetros, sobrevolará la Tierra unas 13 veces al día, tomando datos que serán esenciales para anticipar desastres naturales y apoyar diversas decisiones comerciales, gubernamentales y científicas.
Continuidad de una misión conjunta y global
Este nuevo satélite forma parte de la misión Copernicus Sentinel-6/Jason-CS, un esfuerzo conjunto de NASA, ESA, EUMETSAT, NOAA y la Unión Europea, con soporte técnico del CNES. Sentinel-6B es el sucesor de Sentinel-6 Michael Freilich, que desde 2020 se convirtió en el satélite de referencia para medir la altura del nivel del mar a nivel global. Ambos comparten los mismos instrumentos y funciones, lo que permite calibrar y validar los datos de forma cruzada antes de que Sentinel-6B tome el relevo total.
Este tipo de misiones colaborativas no solo permite compartir costos y tecnología, sino también fomentar una estandarización de los datos que es clave para que investigadores de todo el mundo puedan trabajar con la misma base científica.
Más allá del nivel del mar: una mirada integral al océano y la atmósfera
A pesar de que el enfoque principal de Sentinel-6B es medir con precisión la altura de la superficie marina, su conjunto de instrumentos permite también monitorear otros parámetros cruciales: velocidades del viento, alturas de las olas, temperatura y humedad atmosférica. Esto convierte al satélite en una especie de estación meteorológica orbital, capaz de enviar datos en tiempo real sobre el estado de los mares.
Esta información es particularmente útil en contextos como la predicción de huracanes. El agua más caliente tiende a elevarse más, por lo que la altura del mar puede indicar qué zonas están acumulando energía potencial para tormentas. Asimismo, permite entender mejor los patrones de corrientes como la Corriente del Golfo, que influye en el clima de Europa y América del Norte.
Precisión milimétrica para decisiones concretas
El nuevo satélite tiene la capacidad de medir el 90% de los océanos del planeta con una precisión de fracciones de pulgada, lo que se traduce en información extremadamente confiable para proteger infraestructuras críticas como puertos, almacenes energéticos y viviendas cercanas a la costa. En este sentido, sus datos alimentan los modelos de predicción de inundaciones utilizados por gobiernos y servicios de emergencia para planificar evacuaciones o reforzar estructuras.
De forma indirecta, también tiene impacto en la navegación marítima y la pesca comercial. Al conocer en detalle las condiciones del mar, es posible trazar rutas más seguras para los barcos, evitando zonas de olas elevadas o interacciones complejas entre corrientes y vientos que pueden representar un peligro.
Instrumentación de alta tecnología al servicio del planeta
El Sentinel-6B cuenta con tres instrumentos clave desarrollados por el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de NASA: un radár altimétrico, un sistema de radio ocultación por GPS y un conjunto de retroreflectores láser. Esta combinación permite captar datos con alta resolución tanto del estado del mar como de la atmósfera, incluso a través de capas densas de nubes o condiciones meteorológicas adversas.
Al mismo tiempo, estos instrumentos están integrados en un sistema de comunicación y procesamiento de datos que permite enviar información a estaciones terrestres ubicadas en el ártico canadiense y otros puntos estratégicos, para su rápido análisis y distribución.
Una mirada al futuro desde el espacio
Con este lanzamiento, Sentinel-6B garantiza la continuidad de más de tres décadas de observación satelital de los mares. Se trata de una especie de testigo en el cielo, que permite a la comunidad internacional contar con una línea de tiempo de datos coherente y acumulativa para entender cómo están cambiando los océanos.
A medida que el cambio climático sigue alterando los patrones marinos, estos datos serán fundamentales no solo para la ciencia, sino para la supervivencia y bienestar de millones de personas que viven cerca de la costa.
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by Natalia Polo via WWWhat's new












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