Dos conciencias

La madrugada del 21 de noviembre de 2025, una prueba rutinaria en las instalaciones de SpaceX en el sur de Texas derivó en una explosión significativa en el nuevo propulsor de Starship V3, el cohete de próxima generación de la compañía liderada por Elon Musk. El incidente, captado por observadores que monitorean la base conocida como Starbase, ocurrió alrededor de las 4:00 a.m., y dejó daños visibles en la estructura del vehículo sin que se reportaran heridos.

Detalles sobre la prueba y la explosión

SpaceX confirmó que realizaba una prueba de presurización del sistema de gas del propulsor cuando se produjo la explosión. Específicamente, se trataba de una etapa temprana del proceso, en la que el cohete aún no contaba con motores instalados. Las imágenes posteriores al evento muestran un daño severo en la parte inferior del propulsor, que presenta un lateral completamente reventado, aunque el resto de la estructura se mantuvo en pie.

Este tipo de prueba busca asegurar que los tanques y componentes internos puedan soportar las presiones que experimentarán durante el vuelo. No obstante, en esta ocasión, algo falló en el proceso, provocando una explosión de tipo estructural que parece haberse originado por una acumulación o liberación inadecuada de presión interna.

Qué es Starship V3 y por qué importa

Starship V3 representa la evolución más reciente del sistema de lanzamiento reutilizable de SpaceX. Diseñado para ser más grande, potente y fiable que sus predecesores, este modelo busca no solo llevar cargas más pesadas al espacio, sino también habilitar operaciones más complejas, como el acoplamiento de naves en órbita y el repostaje de combustible en el espacio, un paso crucial para misiones tripuladas a la Luna y Marte.

Esta versión V3 supone un cambio sustancial respecto a la V2, que tuvo su último vuelo en octubre de 2025. Con ella, SpaceX pretende afianzar una arquitectura orbital capaz de realizar lanzamientos frecuentes, recuperar elementos reutilizables y construir una logística espacial sostenible. La nave también es fundamental en los planes que tiene la empresa para cumplir con los contratos establecidos con la NASA, particularmente aquellos relacionados con el programa Artemis, que prevé enviar humanos nuevamente a la superficie lunar.

Riesgos para los planes futuros de SpaceX

Aunque el incidente no involucró una carga útil ni produjo víctimas, sus implicaciones podrían afectar el calendario de pruebas y lanzamientos que SpaceX había previsto para 2026. Uno de los hitos clave es la demostración de transferencia de combustible entre naves en órbita, una capacidad que la NASA exige para aprobar el uso de Starship en misiones tripuladas. Este paso es particularmente relevante para las misiones Artemis, cuyo calendario depende en parte de los avances de SpaceX.

Un retraso prolongado podría tener consecuencias contractuales y abrir la puerta a competidores como Blue Origin, la compañía aeroespacial fundada por Jeff Bezos. La agencia espacial estadounidense ya ha expresado cierta impaciencia con el ritmo de desarrollo de SpaceX. Sean Duffy, administrador interino de la NASA, ha insinuado que podría considerar otorgar más protagonismo a Blue Origin si la situación no mejora.

Blue Origin se posiciona como rival directo

Mientras SpaceX enfrenta contratiempos, Blue Origin acelera su programa de desarrollo. La empresa recientemente completó el segundo vuelo exitoso de su cohete New Glenn, incluyendo la entrega de una carga comercial para la NASA y la recuperación del propulsor. Además, la compañía presentó una versión ampliada del New Glenn que podría competir directamente con Starship en capacidad y rendimiento.

Este avance muestra que la competencia por dominar el transporte espacial de gran escala está más activa que nunca. La posibilidad de que la NASA diversifique sus contratos no es solo una cuestión de rendimiento técnico, sino también de confiabilidad y cumplimiento de plazos.

Las lecciones tras la explosión

Incidentes como el ocurrido en Texas recuerdan que el desarrollo aeroespacial sigue siendo un proceso de ensayo y error. Aunque la explosión de este propulsor representa un revés, también proporciona información valiosa sobre los límites del diseño actual y las mejoras necesarias. SpaceX, conocida por su enfoque iterativo y su alta tolerancia al fallo durante etapas tempranas, probablemente usará los datos obtenidos para ajustar el diseño del V3 y reforzar su fiabilidad.

Al igual que un mecánico que detecta un ruido extraño en el motor y decide desmontarlo por completo para entender el problema, los ingenieros de SpaceX ahora tienen la oportunidad de revisar cada válvula, tanque y conector. Si bien el tiempo perdido es un factor crítico, también lo es el aprendizaje acumulado.

El camino a la Luna sigue en juego

Los próximos meses serán determinantes para el futuro de Starship. A pesar del contratiempo, la misión de llegar a la Luna y, más adelante, a Marte, sigue siendo el eje central de los planes de SpaceX. La presión por parte de NASA y la competencia creciente podrán actuar como un catalizador para acelerar el desarrollo, pero también exigen una mayor solidez en cada fase del proceso.

El camino hacia el espacio profundo está lleno de obstáculos, pero también de oportunidades para redefinir lo posible. Cada prueba fallida es una pieza más del rompecabezas que, algún día, permitirá lanzar cohetes como quien aborda un avión.

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by Natalia Polo via WWWhat's new