La vida era dura, las radios anunciaban que el desempleo había tocado niveles alarmantes, de hasta un 20 por ciento. Pero en la construcción nadie sabía lo que significaban esos “niveles alarmantes”, sólo se pensaba en lo mal que estaba el país. Tampoco sabían los pobres proletarios que era el efecto tequila o el Fondo Monetario Internacional. No había tiempo para pensar en giladas. El trabajo no se hacía solo y la guita no caía del cielo. Eso Ramón lo tenía muy en claro, especialmente desde la muerte de su padre, víctima del gatillo fácil. A partir de ahí, la adolescencia mutó en adultez. Todas las mañanas eran iguales y todos los días el ambiente se hallaba cubierto por un espeso polvillo que interrumpía la respiración, pero nadie decía nada...Ramón a menudo observaba la situación y quería estallar en llamas frente a sus compañeros. “¿Por qué nadie se queja por las condiciones en que trabajamos carajo? ¡Algo podemos hacer! ¡No se queden ahí parados!”, chillaba. Pero sus palabras hacían un eco inconmensurable. La vacuidad del aire daba espanto y resonaba como un tambor en el cerebro del joven.
El pequeño gran héroe
La vida era dura, las radios anunciaban que el desempleo había tocado niveles alarmantes, de hasta un 20 por ciento. Pero en la construcción nadie sabía lo que significaban esos “niveles alarmantes”, sólo se pensaba en lo mal que estaba el país. Tampoco sabían los pobres proletarios que era el efecto tequila o el Fondo Monetario Internacional. No había tiempo para pensar en giladas. El trabajo no se hacía solo y la guita no caía del cielo. Eso Ramón lo tenía muy en claro, especialmente desde la muerte de su padre, víctima del gatillo fácil. A partir de ahí, la adolescencia mutó en adultez. Todas las mañanas eran iguales y todos los días el ambiente se hallaba cubierto por un espeso polvillo que interrumpía la respiración, pero nadie decía nada...Ramón a menudo observaba la situación y quería estallar en llamas frente a sus compañeros. “¿Por qué nadie se queja por las condiciones en que trabajamos carajo? ¡Algo podemos hacer! ¡No se queden ahí parados!”, chillaba. Pero sus palabras hacían un eco inconmensurable. La vacuidad del aire daba espanto y resonaba como un tambor en el cerebro del joven.
bueno estem...no por que pero esa historia me resulta muy familiar exceptuando algun que otro detalle jajaja...bue loko ...
ResponderBorrar"FUCK AUTHORITY !!"
suertes...salu2...y PAZ ^^...
Kaka